Soñar en grande
El primer fin de semana que las autoridades permitieron salir de nuestra comunidad autónoma, las Channings cogimos vuelo para ir a León. Somos un grupo de amigas que nos lo pasamos bien juntas. Nuestra amistad surgió a raíz del interés común en invertir en startups lideradas por mujeres, y potenciar el ecosistema de emprender en femenino.
Habíamos pasado varios meses de confinamiento y en ocasiones quedábamos para ir a andar cerca del mar. Durante los meses duros de aislamiento y restricciones dijimos que tan pronto como se pudiera nos iríamos a León, pasaríamos un fin de semana en casa de la madre de Berta, disfrutaríamos de estar juntas y aprovecharíamos para celebrar el aniversario de Montse. ¡Estas salidas de chicas son tan gratificantes! Te llenan el alma de energía.
Justo después de ese fin de semana me quedé en León para seguir mi ruta por el Camino de Santiago. En el 2020 no pude hacer ninguna etapa, así que retomé donde lo había dejado en el 2019. El Burgo Ranero era mi punto de partida para iniciar mi Camino.
Este año quería hacer el Camino sola. Todas las etapas del Camino hasta ahora las he hecho acompañada, primero con mi familia, después con cada uno de mis hijos o bien con unas amigas, y ahora me hacía especial ilusión hacer el Camino en solitario. Es curioso que después de un año como el 2020 donde hemos tenido que estar encerrados tanto tiempo en casa, reduciendo al máximo la vida social, lo que más me apetecía era hacer el camino conmigo misma. Y me encontré una experiencia del Camino bien diferente a la que había experimentado en otras ocasiones. Durante varias etapas tuve la oportunidad de andar, andar y andar, sin ningún peregrino en el Camino, estábamos el Camino y yo. Estos momentos de andar en solitario, fueron uno de los regalos más hermosos que el Camino me ha podido brindar.
Empecé en el Burgo Ranero y me dirigí hasta León, Villar de Mazarife, Astorga, Rabanal del Camino y finalicé en Molinaseca. Impresionante la Catedral de León, el Convento de San Marcos y disfrutar de unas tapas en el Barrio Húmedo. Precioso el Monte de León con sus tonalidades púrpuras de la flor del brezo, la subida a la Cruz del Ferro y su bajada rompepiernas hasta Molinaseca.
Una de las ventajas que te aporta el Camino es que te permite coger perspectiva y reflexionar. Tomando como referencia las preguntas poderosas de mi formación en coaching, me regalé ese tiempo para desconectar y pensar en ellas mientras caminaba.
- La importancia de soñar en grande:
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- ¿Cuáles son mis sueños?
- ¿Qué es lo que realmente quiero?
- ¿Qué hay de importante en eso?
- ¿Quién quiero ser?
- ¿Qué estoy anhelando?
- ¿Qué estoy tolerando?
- ¿Qué quiero que sea diferente?
- Visualizar esos sueños:
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- ¿Cómo visualizo esos sueños?
- Descripción llegando a cualquier pequeño detalle
- Ser la protagonista de esos sueños:
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- La determinación de tomar el mando, de no ser un mero espectador de mi propia vida. ¡Sentarme en el asiento del conductor!
El próximo año retomaré el Camino en Molinaseca junto a mi marido. Sin duda, éste habrá sido uno de los sueños que quise hacer realidad y año tras año he ido cumpliendo etapas para lograrlo. Aquí os dejo los post de las distintas etapas, para mí un recuerdo precioso.
- Buen Camino
- Se hace camino al andar
- Conectando con el Camino
- ¡Y volvimos al Camino!
- Sueña y haz tus sueños realidad
Ah! Y para recordar estas etapas del Camino, tuve la suerte de que me entrevistara TV León. Aquí os dejo el video (min 11).
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