¡Buen Camino!
Este verano he iniciado una andadura que hacía tiempo me hacía mucha ilusión: ¡hacer el Camino de Santiago!
Como regalo de cumpleaños le pedí a mi familia vivir esta experiencia juntos. Como me gusta mucho viajar, al principio pensaron que iba a proponerles viajar a algún país exótico, pero lo que realmente me apetecía era experimentar la vivencia del Camino. ¡Y eso hicimos!
Un martes por la tarde iniciamos el viaje, nos subimos al tren en Barcelona y el miércoles amanecimos en Sarria. Desde allí, los cinco, mi marido y mis tres hijos, emprendimos nuestro viaje andando hasta Santiago.
Para mí han sido unos días llenos de alegría por el hecho de vivir esta experiencia juntos, ha sido un dar y recibir, sorprendernos con pequeños detalles cada día y mantener conversaciones pausadas con cada uno a ritmo de peregrino.
También ha representado mucha conexión con el entorno. Contacto con la naturaleza, con preciosos paisajes que te van acompañando paso a paso hacia tu destino y con pequeñas aldeas que te van acogiendo conforme pasas. Conexión con los buenos momentos compartidos con otros peregrinos y con el trato cálido y cercano de sus gentes. El “¡Buen Camino!” con el que los peregrinos se saludan, resulta un afectuoso estímulo.
El Camino también te brinda espacios de reflexión con uno mismo. Pensamientos sobre la actitud con la que afrontamos nuestra vida te afloran mientras caminas. Son momentos para abrir los ojos, observar y observarte. Tomarte tu tiempo para elegir a qué decimos sí y a qué decimos no. El camino te ofrece momentos mágicos para capturar nuevas ideas y esbozar nuevos proyectos. Te brinda la oportunidad de agradecer y disfrutar del trayecto ya recorrido.
El fin del trayecto fue la llegada a Santiago de Compostela. Es ilusionante ver a lo lejos la cúpula de la Catedral y llegar a la Praza do Obradoiro acompañados por la música de un gaitero y por un gran número de peregrinos que están allí reposando deseando acoger a los recién llegados. Miradas de satisfacción y complicidad por una meta alcanzada. Abrazos, sonrisas y muchas fotos para inmortalizar el instante. Siempre es importante saber saborear los momentos de éxito y satisfacción en cualquier proyecto que emprendamos!
Santiago ha sido para mí el final de esta etapa. Ahora empieza una nueva andadura que será hacer el Camino desde el inicio. Me he propuesto realizar cada año un pequeño trayecto hasta completar el Camino entero. Me hace una ilusión inmensa que Andreu, el segundo de mis hijos, ya me haya adelantado que querrá acompañarme en la siguiente etapa.
Os mantendré informados…
¡Buen Camino!
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